martes, 25 de mayo de 2010

reescrituras del himno


!Libre! !Libre!
Mi rostro al cielo azul celeste,
palomas blancas vuelan
!Libres! !Libres!
Cadenas rotas en brazos ensangrentados
!Libres! !Libres!
Un trono de igualdad
!!Libre! Al fin.
¿Libre de qué?
De cielo. De palomas.
De cadenas. De sueños.

Sole.


HIMNO PREGUNTADO ARGENTINO

_ ¡Oid… oid !

_¿y el grito?

_ ¡ Libertad…! ¡Libertad!

_¿ Y las cadenas?

_ ¡ Ved el trono!

_ ¿ Y la igualdad?

_ ¡ Dignísimo abrieron!

_ ¿Y las Provincias Unidas?

_ ¡ Los libres del mundo responden!

_ ¿ Y la salud?

_ ¡ Sean, sean…!

_¿Qué supimos conseguir?

_¡Vivamos… vivamos !

_¿ Y los laureles?

_ ¡Juremos, juremos!

_ ¿ Y La gloria?

Carlos



Himno Cuestionado
Pero cuál grito? Por qué mortales? Y de libertad, qué decir!

Las cadenas tal vez rotas con laureles diseminados nada representan.

Despejemos, dejemos aires pasar, renovemos.

Aire.
Aires.
Buenos aires tienen que soplar. Estamos esperando (pasivamente?) la gran mayoría que nuevos valientes nos vengan a liberar.


Betina


Ay, mortales!
Nuestro sagrado grito de libertad,
es oido?
Libertad conseguida?
siento el ruido de cadenas,
estan rotas?

Ay, mortales!
La desigualdad
es condenable.
Ved nuestras provincias.
En ella los reyes
se sientan en sus tronos
y el pueblo argentino esclavo
paga con su dignidad
...y se desune, se fragmenta.

Ay, mortales!
Los libres del norte
se han jurado no dejarnos
vivir coronados?


Ay, mortales!
Cuantos muertos en nuestro haber
sin gloria.


Claudia Rosa


                                         ¡¡¡ No se escucha!!!
   Si, los mortales gritamos: libertad, libertad, libertad.
Pero no se escucha, no lo escuchan quieres usurpan el noble trono de la igualdad.
No son mortales, son comprables, vendibles, heredables y monopolizantes los sordos oídos que impiden romper las cadenas y rejas de la sociedad.

   ¿Para qué queremos morir con gloria si no podemos vivir con dignidad?
   ¿Los laureles para qué nos sirven si no tenemos qué condimentar?

   Oigan inmortales capitales, los gritos de libertad.
¡Y liberen de una vez la salsa para que coma toda la humanidad!

Lucía Castelli


Supimos conseguir laureles, rosas, margaritas, floripondios y un limonero que era el centro del jardín. En su delirio era un trono un banco de madera vieja, todo cubierto por la sombra del árbol. Oíd, oíd, le suplicábamos. Por acá ya no se encuentra nada de lo que tenés y sin embargo te los supimos conseguir. Oíd. Dijimos esos y mucho más, le hablamos hasta el cansancio. Pero sólo sonreía cuando la luz, filtrándose entre las hojas, se le astillaba en la cara.
            Oíd, oíd, primero en susurro hasta que la paciencia se extinguía en grito. Cuando se hacía de noche sólo abría su boca, enorme, e intentaba zafarse de nosotros, que la queríamos hacer entrar. Supe que tenía un león en su cabeza. Impenetrable, no oiría nunca. Conciente del sin sentido le grité por última vez. Siendo parte sin fragmentar, rugió y tuvo la libertad de lo roto.

Lucía Gonzalez

Himno


Oigan mortales que profanan con sus pies esta tierra,

cuando te trataron bien,

para esconder segundas intenciones

cuando todos te hayan cagado,

cuado alguien te palmeo la espalda,

y no viste que en esa mano traía un puñal

y si después de alimentar los

te mordieron la mano

y cuando te sentiste en el borde del precipicio,

pediste ayuda y te empujaron,

y cuando el grito sagrado era apenas un susurro

y a palazos te lo hicieron tragar,

Cuando creíste que con la bondad dabas un ejemplo

y te sacaron el corazón y con la sangre pintaron paredes

y la piel de tus ancestros  la exhibieron en un museo

Cuando todo eso pase, quizá entiendas a esta gente

y tus pies no ensucien la tierra.


                                                              Fabián Lou

(Dos historias en una. Afuera el ruido coral desafinado. Se cuela-oye el murmullo de un pensamiento)

Abrieron las provincias unidas del Sur
   estamos en el acto formados en una fila recta
Y los libres del mundo responden
   el brazo derecho bien firme, el cuerpo hacia adelante
Al gran pueblo argentino salud
   las nenas con las nenas y los nenes con los nenes 
Oíd mortales el grito sagrado
   súbitamente una mano toca mi hombro 
Son eternos los laureles que supimos
   unas manos blancas por dentro, negras por fuera 
Conseguir coronados de gloria
   cae al suelo  un papelito doblado en mil partes, lo abro
viva-a-a-a-a-amos
   reconozco su letra, el mensaje es claro y amenazante:
   a la salida te encajo un beso
Libertad Libertad Libertad

Vale Allegrucci

Responde:
¿comen laureles los jovenes?
¿Se rinden los tronos?
¿Los leones son mortales libres?
¿Supimos conseguir la identidad?
¿La libertad tiene la salud rota?
¿El grito de las cadenas es sagrado?
¿Conseguir gloria es dignisimo?
¿Será coronado el que rompe?
                          Responde.
                              

Andrea Iriart

De responder:

gritos,

mortales ruidos

de libertad.

Ved

un trono

unido a la gloria.

Ya roto.

Ya oído.

Con las cadenas puestas

conseguimos

y morimos.

Lo sagrado del mundo

al oír gritos.

Respoder:

libertad.
 

Jésica Delgado


El himno al verrre

Vean todos los fantasmas la suave canción profana
Encierro, puro encierro
Vean la canción de unidas telas
Toquen la silla usada de la asquerosa desigualdad
Y esta silla corrupta, cierra a las
Islas separadas del norte
Y los esclavos del infierno se callan
Pequeños, solitarios de ningún lugar
Que no duren nada las espinas que llegaron
A nosotros de casualidad
Sin nada en la cabeza, fracasados, deshonrados e indignos
Murámonos así
O putiemos sin honor toda la vida.
María Pagola.

                                                                      Oíd el grito:
                                                Viene de silenciar rotas cadenas y Tiempo

llorando por el primer Indio

Oíd el grito:

Desde el campo de batalla

bregando por conquistas y “Unión Nacional”


Oíd el grito:

De los que nunca han sido oídos



Oíd el grito:

Del parir de la tierra buscando su identidad


Oíd el grito:

Del pueblo que está por venir


Sean Dignísimos, sin trono ni laureles,

los mortales que respondan

a su llamado.

Mauro Maceri.

Ved la ceremonia
de la momia.
 
La momia no es apátrida.¿Quién te dijo?
 
Lleva las banderasen sus vendas.Sus vendas amarillas, azules, rojas, negras...En sus heridas cada vez,juremos sin morir.
 
 

no son cadenas.
 
Guardan su corazón,
el grito sagrado,
los descamisados,
los esclavos del mundo.
 
Aún vive la momia                       argentina.
Oid la voz
y sus vivaaaaaaaaaamoos.
 
Gabi Pesclevi

                                             la maestra me decía, oíd lo que se oye.

Yo oía el trueno y la curvatura gris de la cadena.

me distraía mirando las nubes, que a esa hora de la mañana, eran naranjas.

me decían, oíd el grito de lo mortal, la gloria.

 Yo cantaba en un idioma inventado, pensaba en el león de piedra

 y en la fila que formábamos con mis compañeros.

 ¿Cómo se canta todas las mañanas la misma canción con el mismo frío?

Alguien me decía: supimos conseguir laureles.

Yo oía la quebradura de la hoja en las manos de mi abuela, su lenta cocción.

me molestaba que siempre me estuvieran diciendo “oíd”, “oíd”.

si no oíamos, jurábamos. Jurar jurar jurar era un juego peligroso.

entonces: de a dos o de a tres planeábamos abandonar el patio.

 Otros gastaban la cinta del cassette para que dejara de sonar la cantinela,

 algunos cantaban para disimular: era inútil.

A nuestro alrededor se alzaban los leones y nos sonreían mientras avanzaban.

Nos volvíamos a la fila

oíamos el grito peludo de la libertad

  y el sudor tibio de la gloria.

Caro Maranguello

Dialogo entre amigos, domingo al mediodía, en la cocina de la casa donde viven los tres:
- Te conseguí laureles, para la comida.
- ¡Qué bueno! porque le da un gustito, que te re queda en el paladar, así..., todo el día, eterno...
- Mmmm, sí, ¡una gloria! ah! y traje cerveza, Corona.
- Uy!!! para morirse...
Desde el baño se escucha un grito:
- Liberty, Liberty, Liberty!, les dije que no puedo tomar alcohol.
Y se queda quejándose, hablando consigo mismo y vuelve a gritar:
- Che! se rompió la cadena.
Y ya con sus vasos de cerveza en la mano, los otros dos desde la cocina, responden:
-¡¡¡Salud!!!!


Cristina Baroni 


Oíd los pasos que vienen marchando, del subsuelo profundo levantan su voz.
Les robaron la noble igualdad y a su marcha todo hacen temblar.
Intemperie en harapos, en rostros curtidos, a romper las cadenas los lleva el furor.
Son mujeres y niños y perros que sus pechos sabrán oponer a la infamia del gran opresor.
Ya sus ranchos dignísimos abrieron y a la Patria se quieren subir,
en su marcha del hambre y las rabias van jurando con gloria morir.
Sus banderas como alas brillantes, estandartes de la rebelión,
en tacuaras del monte flamean, piqueteros de la indignación.
La ciudad de cemento los teme, cual leones y tigres los oye pasar.
Se conturban los tronos altivos. Y estos parias del mundo responden
en el trueno de bombos eternos: la victoria será de los nuestros, libertad, igualdad, dignidad.
De los viejos de aquel diecisiete, en los hijos revive el ardor.
En las calles, las plazas, los parques, de la margen del mundo en el sur,
se oyen voces de los condenados saludando al gran pueblo ¡salud!
Graciela Vanzan

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